Mi viaje por Ámsterdam

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Ámsterdam es otra ciudad que he visitado en un par de ocasiones. Y es que para mí es una de las capitales europeas con más encanto, donde el paseo y su visita se hacen más que agradables. Y es que las bicis, los canales, el escaso tráfico en el centro, la amabilidad de la gente (el hecho que los holandeses sean bilingües ayuda aún más) hacen muy placentera recorrerla a pie (yo no usé el transporte público para nada). Además, son las bicis las que “mandan” en la ciudad, una dictadura circulatoria que ojalá copiáramos algún día en España.

Pero ojo, Ámsterdam también está llena de contrastes, sobre todo de color rojo… ya hablaremos de esto más adelante.

 

Alquilé una habitación cerca de la estación de tren muy coqueta y no demasiado cara y muy cerca del barrio rojo. Visité el Rijksmuseum y el Museo de Van Gogh, visitas imprescindibles cuando vas a Ámsterdam. Me encantó el de Van Gogh, no porque sea mi artista favorito, pero porque tiene un par de cuadros de paisajes preciosos.

 

Después estuve por el barrio rojo paseando de día y comí en una de las innumerables terrazas que dan al canal en Binnen Kant, cerca de la Facultad de Derecho. Tuve suerte porque me hizo un día soleado, aunque frío. De allí pasé al barrio del Jordaan. Para mí la zona más bonita para pasear y perderse viendo los canales, las casas y la gente en bicicleta. En serio, un gustazo y una envidia no haberme podido hacer con una bicicleta.

 

Y por la noche, pues es inevitable visitar el Barrio Rojo. Y también una sorpresa que no fuera conflictivo ni peligroso, muy animado y lleno de gente, turistas o no. Los detalles de lo que te puedes encontrar allí no os los doy, porque creo que ya os lo imagináis.

 

La verdad es que no sólo la visita a esta ciudad es agradable, yo creo que tiene que serlo aún más vivir en el centro de Ámsterdam, una ciudad muy dinámica, multicultural y divertida, aunque esté en el norte de Europa.